Fuente: Redes & Telecom
El Gobierno de España anunció que, a la espera del visto bueno de Bruselas, ultima el plan para modernizar las torres de móvil de poblaciones de menos de 5.000 habitantes con conexiones de fibra y prepararlas para el 5G. Según datos del informe realizado por el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital en el año 2020, un 13,4% de las zonas rurales en España aún no tienen acceso a Internet de un mínimo de 30 Mbps. Además, de acuerdo con la Red Europea para el Desarrollo Rural, en las zonas rurales, la velocidad de alta conexión a Internet en la Unión Europa es casi la mitad del promedio en las ciudades.
El 5G se ha presentado como la tecnología de conexión del futuro que puede, precisamente, poner fin a este problema, cambiando no solo la vida de las personas o la situación económica de las regiones, sino también las conexiones tal y como las conocemos hasta ahora. No obstante, y pese a lo revolucionario de este proyecto, a la vista de los datos está que aún queda camino por recorrer para una implementación total: por mucho que sea el objetivo a largo plazo, el 5G aún no puede trabajar como una herramienta independiente y debe complementarse con otro tipo de tecnologías que, por infraestructura y sencillez, puedan realmente mejorar las conexiones en las zonas rurales.
0G, un estándar de comunicaciones alternativo
El IoT se encuentra en pleno auge y los avances en sectores como la logística o la industria 4.0 no hacen sino acrecentar las necesidades de nuevos modelos de conectividad más eficientes y escalables. La respuesta ante esta dicotomía, se halla en lo que conocemos como el “0G”, un enfoque de estándar de comunicaciones alternativo que puede ser de gran utilidad en zonas rurales por su sencilla implementación y por su capacidad de llegada a ubicaciones a las que otro tipo de redes no son capaces.
El enfoque del 0G no requiere de cobertura y disponibilidad de la red móvil convencional, pues permite enviar y recibir datos sin necesidad de conexiones complejas o tarjetas SIM, al ser un estándar basado en tecnología de radio. Por ello, es altamente compatible con aplicaciones que requieran de un despliegue masivo de dispositivos capaces de transmitir una muy pequeña cantidad de datos a baja velocidad, así como que no tengan requisitos de latencia, pero sí limitaciones importantes de coste y consumo por la escalabilidad de los proyectos. Por ejemplo, algunos casos de uso son la agricultura de precisión o el seguimiento de ganado en zonas aisladas.
Por eso, precisamente, esta tecnología es una de las vías que se están explorando desde hace tiempo para poner una solución a la falta de conectividad en las zonas rurales. Es más, resulta especialmente relevante en un entorno en el que los recursos humanos y económicos son, generalmente, escasos: la optimización de dichos recursos podría desembocar en un aumento sustancial de la calidad de vida de los habitantes de estas regiones.
La llegada del IoT al mundo rural aporta beneficios en muchos aspectos, como es la gestión y administración de municipios teniendo en cuenta el tratamiento de residuos y la calidad de agua, o la gestión de alumbrados. Además, sectores como el de la agricultura y la ganadería podrían beneficiarse de estos avances. El acceso a fuentes de datos facilita la toma de decisiones y permite un proceso de automatización inteligente de las actividades agrícolas que puede revalorizar el sector y hacerlo más atractivo y rentable.
Una oportunidad para conectar con lo rural
No hay una tecnología mejor que otra. El enfoque 0G no viene a sustituir al 5G, o viceversa: son estándares complementarios para la economía digital. Su naturaleza de amplio alcance y bajo coste lo hace muy útil en aplicaciones de IoT industriales, donde no necesitamos una gran potencia para resolver problemas de conectividad muy concretos (como la localización de activos o el mantenimiento de espacios e instalaciones): menos, es más.
Las oportunidades son diversas. En muchas zonas de Europa, la tendencia se está invirtiendo y es cada vez más normal, sobre todo tras la pandemia, ver cómo los habitantes de las ciudades deciden migrar hacia las zonas rurales, y España no tiene por qué ser la excepción, más con la riqueza geográfica que tenemos en nuestro país. La vida rural tiene mucho que ofrecer, y las nuevas tecnologías jugarán un papel esencial a la hora de demostrarlo, también el IoT.