Fuente: ByTIC
El año pasado, Isabel Díaz Ayuso, prometió invertir 1,6 millones de euros durante 2022 para crear 4 clústeres tecnológicos en torno a 4 áreas clave: Internet de las Cosas (IoT), Inteligencia Artificial (IA), Blockchain y transformación digital. ¿Los objetivos? Atraer y fomentar el desarrollo de empresas tecnológicas, mejorar la calidad de vida de los madrileños y convertir a la Comunidad en un referente europeo en la materia.
Que uno de los clústeres propuestos se enfoque en el IoT no es casualidad: Madrid es la comunidad con más objetos conectados, aglutinando más que la suma de los que existen en Cataluña, Andalucía, Baleares y la Comunidad Valenciana, las siguientes en el ranking español. Prácticamente 4 de cada 10 objetos conectados en España están en Madrid.
Ámsterdam, Barcelona, Niza y algunas otras grandes ciudades europeas cuentan con proyectos similares: ¿tiene Madrid el potencial para ser una auténtica capital europea en torno al IoT? Sin duda, vistas las cifras: en tan solo un año, ha pasado de aglutinar a cerca del 20% de los objetos conectados del país al 38%. Este crecimiento, que abarca empresas y AA.PP., junto con la existencia del clúster tecnológico, puede ser un punto de inflexión para la Comunidad.
La Comunidad aspira a fomentar la investigación, el desarrollo y el emprendimiento en IoT. ¿Por qué es importante? Porque, en el futuro, se podrá traducir en mejores empresas y servicios, desde la logística, al turismo, pasando por la agricultura o la salud. El potencial del IoT es transversal, uno de los pilares de la economía digital, y tiene la capacidad de promover una cultura de la toma de decisiones apoyada en la información que los dispositivos conectados ofrecen.
Una tecnología, miles de utilidades
La implementación del IoT en territorio madrileño ya tiene algunos ejemplos muy concretos. Uno de ellos es en el Ayuntamiento de Madrid, que, con la llegada de la pandemia, comenzó a utilizar esta tecnología para controlar la calidad del aire y disminuir el riesgo de contagios. Gracias a la solución, capaz de medir el CO2 y emitir alertas automáticas cuando el aire dentro de los edificios concentrase niveles excesivos, la persona encargada del mantenimiento puede saber en qué momento ventilar las oficinas y mantenerlas libres de cualquier partícula contagiosa evitando su acumulación. Al mismo tiempo, redujo el consumo energético al evitar la ventilación excesiva y hacerlo de manera eficiente.
Además, el año pasado se instalaron sensores volumétricos de llenado en las papeleras ubicadas en distintos puntos de la ciudad. Los dispositivos emiten una alarma cuando el espacio de los contenedores es ocupado a un 80% de su capacidad o la temperatura supera los 70 grados centígrados, consiguiendo optimización en las rutas de recogida de residuos.
También en la gestión de recursos naturales como la electricidad o el agua, el IoT es de gran utilidad. Muchas industrias utilizan equipos inteligentes para no derrochar recursos y optimizar sus procesos de trabajo, reduciendo costes de producción.
En general, esta tecnología es una gran aliada de la administración en la comunidad, aunque hay otros sectores como el inmobiliario, el de la automoción o la agricultura que están adaptando el IoT a su actividad.
Bajo este contexto, es importante que tanto el sector público como el privado permanezcan a la vanguardia tecnológica. Al igual que Madrid, es necesario que el resto de comunidades establezcan estrategias y reúnan esfuerzos con las diferentes organizaciones que la conforman para aprovechar al máximo las oportunidades que ofrece el IoT, claro está, de acuerdo a sus necesidades y prioridades de cada una de ellas.