Fuente: La Voz de Galicia
Ganaderos gallegos comienzan a usar sensores colocados en collares que usan la Inteligencia Artificial para controlar el ganado, incrementar la eficiencia, gestionar los rebaños criados en extensivo y mejorar el bienestar animal
Hay unas vacas en los montes de Muras que han cambiado el cencerro por un collar con un sensor GPS. No es una nueva tendencia estética, es el modo que utiliza Manuel Capón para saber cuándo vienen y van sus animales. «É un collar de xeolocalización que che di o percorrido que fai a vaca. Ata che di todo o percorrido que fixo nas últimas 24 horas. Tamén indica a temperatura, aínda que esa utilidade non a uso moito. Venme ben para coñecer onde están ou para saber se se desprazan para algún lugar que non deben», explica.
Mientras antes de que la revolución tecnológica llegara al campo era el sonido de los cencerros lo que permitía a los ganaderos saber dónde estaba su ganado e incluso distinguía cada cabeza en función del sonido producido por cada uno, ahora son aparatos como este collar basado en la Inteligencia Artificial o el Big Data los que dan ese servicio. Pero a diferencia de los cencerros, los collares proporcionan más datos. Por ejemplo, permiten al ganadero conocer cuándo los animales están en celo, cuándo una res hace movimientos no habituales o cuándo cruza la valla que limita la explotación.
Desde Digitalanimal (la empresa que la ha desarrollado después de ver esa necesidad en la ganadería de uno de sus socios) explican que eso deriva en una serie de beneficios para hacer más eficiente la gestión de la ganadería. Y ponen como ejemplo la mejora de la tasa de nacimientos con la incorporación de un detector de celo y de parto; el ahorro de costes operativos y la rebaja de la huella de carbono al disminuir el número de desplazamientos al monte; el control de animales porque notifica directamente al móvil cuando éstos cruzan los límites de la finca o realizan movimientos extraños consecuencia de la presencia de un depredador. «Cando ven o lobo _explica Capón_ as vacas ou os cabalos móvense de lugar e baixan para resguardarse. Os collares tamén son bos para saber iso».
A él los collares que usa hace poco más de un año le van bien. Los únicos problemas que le ve son «a falta de cobertura porque ás veces é regular e a batería que tería que durar algo máis».
La orografía gallega es la razón que explica los fallos de cobertura, un pequeño obstáculo al que la investigadora de la Facultade de Ciencias de la UDC, Laura Lagos, quita hierro porque como dice, en líneas generales «los collares van muy bien». Ella lo sabe porque son utilizados en dos proyectos de investigación en los que está envuelta. El primero, en Sabucedo, donde monitorizan los caballos para ver cómo esos animales salvajes usan el espacio. El segundo, en la serra de O Xistral, donde los caballos que galopan por montes vecinales de la zona también usan collar.
Frente a esos fallos de cobertura con los que se han topado tanto Manuel como Laura, desde Digitanimal dicen tener solución. Apuntan que en el caso de que sus clientes tengan problemas pueden recurrir a la cobertura que proporciona Sigfox de Internet de las cosas (IoT).
Sigfox es una empresa internacional que proporciona este tipo de conectividad o cobertura para que los dispositivos emitan los datos que luego se reciben en el móvil. Ponen como ejemplo el caso de la Sierra de Urbasa (Navarra), donde ya han instalado una antena de estas características, para dar cobertura a los ganaderos de la zona. En Galicia todavía no hay.
Con todo, explican que también están en contacto con Hispasat para dar conectividad a ganaderos que están en zonas donde no hay cobertura red móvil.