Fuente: El Español
Mientras las ciudades avanzan rápidamente hacia la creación de entornos urbanos inteligentes, podría parecer que las zonas rurales están fuera del foco tecnológico. Nada más lejos de la realidad, ya que estas áreas están experimentando su propia revolución digital, con un enfoque único y diferente al de las grandes urbes, tomando como ‘laboratorio de pruebas’ sectores cruciales como la agricultura y la ganadería.
La imagen clásica de la vida rural puede estar asociada con la tradición y lo clásico, pero, la realidad es que los pueblos también están adoptando la inteligencia artificial (IA), el Internet de las Cosas (IoT) o la domótica en sus construcciones. En particular, la digitalización ha encontrado un terreno fértil en sectores clave que constituyen la base económica de comunidades como Aragón, Castilla-La Mancha o Castilla Y León.
El IoT está desempeñando un papel fundamental en la transformación de la agricultura y la ganadería en pueblos. Según la III edición del Mapa del IoT, Castilla y León ha adelantado a Canarias, Aragón y Murcia y se ha posicionado como la séptima comunidad autónoma en materia de IoT, con un 3% de dispositivos conectados. Sensores conectados, monitoreo remoto y análisis de datos están permitiendo a los agricultores y ganaderos tomar decisiones más informadas y eficientes.
Puede aplicarse en un campo muy amplio, pero principalmente para el seguimiento de la salud y bienestar del ganado, la tecnología está mejorando la productividad y sostenibilidad en las comunidades rurales. Este enfoque se puede extender por tanto a la gestión de las granjas, donde la digitalización de las mismas permite analizar datos a gran escala para identificar patrones, anomalías y áreas de mejora, potenciar la automatización de procesos y ahorro de costes o incluso mejorar el servicio al cliente gracias a la trazabilidad de los productos desde su origen hasta el consumidor mediante la tecnología IoT.
Otro de los beneficios que trae consigo este salto conceptual es el cuidado de los campos, ayudando a agricultores y ganadores a aumentar su productividad o anticiparse a desastres naturales tales como sequías, inundaciones o incendios. En este sentido, la monitorización de temperatura, humedad, precipitaciones y otras condiciones climatológicas permiten recopilar datos de gran utilidad para plantear medidas preventivas precisas y al mismo tiempo optimizar la gestión de los cultivos.
Esta monitorización también se puede aplicar a la gestión de los silos, lo que desemboca en un seguimiento más exhaustivo de los inventarios de alimentos y materias primas, evitando pérdidas por deterioro o previniendo la contaminación de alimentos almacenados de forma que se puedan garantizar los más altos estándares en seguridad alimentaria.
Sin embargo, la influencia de la tecnología va más allá de la gestión agrícola y la ganadería, extendiéndose a campos cruciales como la salud. Un ejemplo destacado se encuentra en el País Vasco, donde el IoT se ha convertido en un aliado invaluable para el mantenimiento de herramientas sanitarias esenciales en algunos entornos rurales, como los desfibriladores. Estos dispositivos, vitales en situaciones de emergencia, pueden ser monitoreados en tiempo real mediante sensores conectados, permitiendo verificar su estado operativo y garantizar que estén listos para actuar en momentos críticos. Este enfoque no solo destaca la versatilidad del IoT, sino también su capacidad para mejorar la seguridad y la eficacia en áreas recónditas, demostrando que la revolución digital impacta positivamente en diversos aspectos de las comunidades rurales, también en el ámbito de la salud pública.
Aunque este proceso de adopción e implementación de la tecnología en zonas rurales presenta oportunidades emocionantes, también enfrenta desafíos específicos. La conectividad y la accesibilidad a la tecnología son preocupaciones clave que deben abordarse para garantizar que todos los rincones del país se beneficien por igual de la revolución digital.
Es hora de reconocer y celebrar el papel vital que juegan los pueblos y las zonas rurales en la revolución digital. Mientras las ciudades avanzan hacia la inteligencia urbana, no debemos perder de vista el progreso tecnológico que está ocurriendo en los campos y granjas de nuestro país. La digitalización en los pueblos no solo es posible, sino que es una realidad que está impulsando el desarrollo sostenible y mejorando la calidad de vida en comunidades rurales.
En conclusión, al preguntarnos si nuestras zonas rurales están listas para el salto al smart concept, la respuesta es un resonante sí. La revolución digital está transformando la imagen clásica de la vida rural, dotándola de una nueva capa de innovación y conectividad. Desde la agricultura hasta la salud, el IoT está desempeñando un papel crucial en mejorar la eficiencia y sostenibilidad en comunidades antes consideradas alejadas de la tecnología. Es hora de reconocer y celebrar el papel vital que juegan los pueblos en la revolución digital, una realidad que no solo es posible, sino que ya está en marcha, impulsando el desarrollo sostenible y mejorando la calidad de vida en comunidades rurales. El futuro inteligente de nuestros pueblos ya está aquí.