Fuente: JDN
El grupo bretón, especializado en soluciones de higiene para fábricas de alimentos, ha introducido objetos conectados en su línea de envasado para mejorar el mantenimiento.
Experta en soluciones de higiene para la industria alimentaria, la empresa francesa Kersia ya ha desplegado varios proyectos de IoT con sus clientes, como medir la tasa de llenado de contenedores o monitorizar el ciclo de vida de los equipos para facilitar la gestión. Con la start-up Déclique, utiliza objetos conectados para sus necesidades internas. “Una combinación de circunstancias nos llevó a discutir con Arnaud Huvelin, CEO de Déclique. El valor de su sistema nos hizo conscientes de que no podíamos identificar los problemas que ocurrían en nuestra línea de envasado y su recurrencia”, dice Gauthier Baivier, director de rendimiento industrial y de cadena de suministro de Kersia.
Con Patrick Richard, CIO de la empresa, Gauthier Baivier lanzó el proyecto el día después de las conversaciones con Déclique, el 10 de marzo de 2020. “Se instalaron 16 botones que enumeran los tipos de problemas a lo largo de la línea de envasado de productos líquidos”, dice Arnaud Huvelin de Déclique. Se solicita a los operadores que especifiquen la causa de la parada de la línea cuando surge un problema: falta de suministro de tapas, latas, problemas al transportar la lata en la línea, durante el etiquetado o enjuague, etc. Todos los empleados participaron desde el inicio del proyecto.
Una resolución en tres días
Los datos de las cajas, realimentados por la red Sigfox, se codifican y traducen cuando llegan al servidor seguro del cliente Déclique. “Todavía estamos en la fase piloto porque nos bloqueó la crisis del coronavirus: no tenemos derecho a traer gente nueva a nuestras fábricas, que aún operan en el vacío para limitar el contacto”, especifica Patrick Richard. “Pero nos sorprendió la rapidez del proyecto. En dos semanas pudimos identificar y cuantificar los bloqueos que se estaban produciendo, resolverlos en tres días y establecer un proceso de mejora continua”.
Los beneficios fueron inmediatos para Kersia, que pagó 2.500 euros por la implementación de los botones y un soporte de seis meses. “La tarifa se ha incrementado. Hemos ganado un 10% en la capacidad de la línea, que es enorme”, dice Gauthier Baivier, quien está en proceso de presentar el proyecto al resto de fábricas del grupo, particularmente en Inglaterra, para duplicarlo. Para Patrick Richard, es la simplicidad del dispositivo lo que lo hace tan valioso. “No hay necesidad de formación para utilizarlo ni de haber seguido el proyecto para interpretar los datos. Los operadores pueden turnarse en la línea”. Gracias a los botones, los equipos de mantenimiento de Kersia pueden distribuirse mejor entre las fábricas y priorizar las acciones a realizar. Para Gauthier Baivier, IoT representa, por tanto, además de la aparición de nuevos servicios, una herramienta colaborativa que favorece la toma de decisiones.