Fuente: La Vanguardia
Los analistas se muestran muy esperanzados por la alianza de la inteligencia artificial generativa y la internet de las cosas. En su opinión, la coordinación de estas dos tecnologías fundamentales en la cuarta y la quinta revoluciones industriales traerá beneficios en la seguridad de los servicios que presten virtualmente empresas e instituciones.
Igualmente, los consultores están convencidos de que la confluencia de estos sistemas contribuirá a una mayor personalización de las utilidades para ciudadanos y clientes, un factor muy valorado por todo tipo de organizaciones, puesto que, en el actual ecosistema digital, la competencia es feroz, tanto en la producción y la distribución a gran escala como en el plano doméstico.
Otra ventaja que supuestamente proporcionará esta dimensión será la detección de anomalías en el funcionamiento de aparatos y herramientas conectadas entre sí y, a su vez, a la red. Además, añaden profesionales como los participantes en la edición de 2024 del Mobile World Congress de Barcelona, los últimos avances permiten que estos dispositivos aprendan de manera autónoma a partir de los aciertos y los errores en su rendimiento, sin que intervenga ningún humano en este proceso.
Incluso las redes sobre las que descansa este entramado se gestionaría mejor así, aducen los más optimistas. De todos modos, hasta estas fuentes reconocen la existencia de retos que todavía hay que superar. Uno de los principales afecta a la recopilación y el etiquetado (correcto) de enormes volúmenes de datos, una necesidad que solo puede cubrirse con un entrenamiento concienzudo.
Sin embargo, hoy por hoy, este adiestramiento está al alcance de muy pocos actores, como aclara un cofundador de Soracom, Kenta Yasukawa, reputado experto en este ámbito. A propósito de esta circunstancia, es frecuente que los ingenieros empleen este material para simular una notable variedad de escenarios, con el objetivo de prever cuál sería la reacción del conjunto en caso de que fallase alguna de las máquinas involucradas.
Los patrones de usos y consumos son tan relevantes que pueden servir para prevenir problemas futuros o bien para ofrecer información crucial con la que solventar lo antes posible desajustes reales que, en otro contexto, serían extremadamente graves. Como es habitual en estas tareas, los implicados otorgan una importancia máxima a la resolución de los conflictos sin demoras.