Fuente: El Economista
Andalucía tiene razones para sentirse orgullosa en lo que a innovación se refiere. En los últimos años, la comunidad ha protagonizado un importante salto adelante en su digitalización, tanto la de sus empresas, como la de sus organismos públicos. Fruto de ello es el rico tejido y ecosistema digital que se ha fraguado en localidades como Málaga, que ya son un referente a nivel nacional y europeo en la materia.
Tanto es así, que Andalucía es ya la tercera comunidad autónoma con mayor implantación del internet de las cosas (IoT) en su territorio, compartiendo podio por primera vez con Madrid y Cataluña, según el “II Mapa del IoT en España”, que analiza más de 4,4 millones de dispositivos conectados en todo el país. Y el dato es aún más significativo si tenemos en cuenta que la nueva tecnología más usada por las empresas andaluzas es el IoT (14,8% de las compañías), por delante de la robótica (8,5%), el big data (7,4%) o la impresión 3D (3,1%), según el Instituto de Estadística y Cartografía de la Junta de Andalucía.
Es decir, Andalucía lidera a nivel nacional en el tipo de nueva tecnología que aplican con mayor intensidad sus empresas. Andalucía se ha convertido en un referente en esta tecnología, y es algo que debemos celebrar, porque una Andalucía más conectada es una Andalucía más competitiva.
Transformación
Crear comunidades y ciudades inteligentes es hoy una prioridad estratégica para ayuntamientos y comunidades autónomas. Poner a disposición de los ciudadanos mejores servicios basados en la conectividad y los datos no es una opción. Pero, tampoco lo es dotar a las empresas e investigadores de las herramientas necesarias para poner en marcha proyectos de digitalización.
Sin duda, Andalucía tiene capacidades para competir en IoT y tecnologías para Smart Cities, porque hay empresas y grupos de investigación trabajando con éxito en esta tecnología dentro de la región. La Comunidad aspira a fomentar la investigación, el desarrollo y el emprendimiento en IoT. ¿Por qué es importante? Porque, en el futuro, se podrá traducir en mejores y más competitivos servicios y capacidades, desde la logística, al turismo inteligente, pasando por la agricultura de precisión o la salud. El potencial del IoT es transversal, uno de los pilares de la economía digital, y tiene la capacidad de promover una cultura de la toma de decisiones apoyada en la información que los dispositivos conectados ofrecen.
Los retos y el ejemplo de Cádiz
La Junta de Andalucía está promoviendo la creación de dos laboratorios de demostración en Sevilla y Málaga. Con proyectos como estos, quiere brindar a las empresas la oportunidad de ver de primera mano el potencial del IoT. Y es que uno de los principales retos para su total despliegue y crecimiento es la apuesta decidida de las empresas y administraciones públicas. No se trata de un problema tecnológico, sino cultural: la tecnología ya es suficientemente madura como para desplegar proyectos reales de alto valor, pero muchas organizaciones no pasan de la fase piloto, preocupadas por reticencias respecto al coste, alcance, eficiencia o escalabilidad de los proyectos.
Por ello, es importante desarrollar una labor de divulgación, que demuestre el potencial real hoy del IoT para impulsar la economía andaluza. En este sentido, podemos destacar el ejemplo de Cádiz, una de las provincias con mayor evolución tecnológica IoT. Las cifras lo reflejan: la provincia aglutina el 41,62% de dispositivos conectados en territorio andaluz. Además, a nivel de provincias ocupa el cuarto lugar en todo España siendo superado solo por Madrid, Barcelona y Baleares.
Algunos ejemplos son los proyectos de la Autoridad Portuaria de la Bahía en su plan de transformación digital, que tiene como uno de sus pilares fundamentales la implementación de una plataforma inteligente IoT. Con ello, quieren lograr que todas las operaciones portuarias sean eficientes y al mismo tiempo sostenibles con mediciones medioambientales para mejorar la calidad del agua y eficiencia energética. Por otro lado, el grupo operativo MoniCa, otro proyecto, en este caso para el sector agrícola que busca monitorear los campos de cultivo y recopilar información mediante sensores inteligentes.
Por otro lado, la Universidad de Málaga ha desplegado sensores de IoT para medir el volumen de tráfico en las calles y avenidas de la ciudad. Al tener datos en tiempo real, se puede encontrar disponibilidad en las áreas de estacionamiento. Otro ejemplo es el ayuntamiento de Pizarra, que implementó un sistema de rastreo de vehículos de limpieza y, con ayuda del IoT se puede saber la ubicación de las unidades en tiempo real y verificar el desempeño de sus funciones.
Sirvan estos ejemplos para demostrar la utilidad del IoT en las gestiones públicas y el sector privado. Andalucía es ejemplo de ello y al igual que Madrid o Barcelona, forman parte de las regiones modelo a seguir, tomando de referencia sus esfuerzos y estrategias por mejorar la calidad de sus servicios apoyados por esta tecnología innovadora.