Fuente: Directivosyempresas
La Legionella, una bacteria naturalmente presente en entornos acuáticos como ríos y lagos, puede convertirse en un riesgo para la salud cuando se multiplica en ambientes artificiales de agua. La infección ocurre al inhalar pequeñas gotas que contienen la bacteria, pudiendo causar desde síntomas similares a la gripe hasta formas más graves de neumonía en las personas. Sin duda, la entrada de esta bacteria a una oficina o sucursal puede causar un buen problema para el que cabe poner remedio.
En los últimos años, España ha visto un aumento significativo en los casos de legionelosis, según revelan estudios recientes del Centro Nacional de Epidemiología del Instituto Carlos III. En el año 2022, se notificaron un total de 1.992 casos en España, de los cuales 1.959 fueron autóctonos y 33 importados. La tasa de notificación por cada 100.000 habitantes alcanzó un preocupante 4,11, representando un incremento del 43,1% respecto a los casos registrados en 2021.
La legionella, un asunto regulado por la administración
Para abordar esta problemática, el nuevo Real Decreto 487/2022, en vigor desde enero de 2023, establece nuevos requisitos sanitarios para la prevención y control de la legionelosis. Entre las medidas clave de esta normativa se encuentra el aumento de responsabilidades más allá del titular de la instalación, la ampliación del número de instalaciones consideradas de riesgo y las medidas de mantenimiento obligatorias.
Con esta medida legislativa, el gobierno ha reforzado los controles mediante análisis en laboratorio y en virtud de esta directiva se exige a las empresas la implementación de Planes de Prevención y Control de Legionelosis (PPCL) o Planes Sanitarios frente a Legionella (PSL), que incluyen diagnósticos iniciales, programas de mantenimiento, tratamiento, formación y análisis microbiológicos periódicos.
Por otro lado, se destaca la importancia de la formación del personal involucrado en las tareas de prevención y control de Legionella. La normativa establece la necesidad de proporcionar formación a aquellos empleados encargados de tareas específicas, como la medición de biocidas o la gestión de los planes de prevención.
Un reto para las empresas
Sin embargo, la actualización de las normativas puede acarrear desafíos para las empresas, como el aumento de costes asociados al cumplimiento de las regulaciones. Se requerirán inversiones tecnológicas, formación del personal y ajustes en los procesos operativos para garantizar un control efectivo sobre la Legionella.
En cuanto a las instalaciones de riesgo en oficinas, el Real Decreto 487/2022 obliga a realizar prevención y control de la legionelosis en sistemas como termos y duchas, torres de refrigeración, depósitos de agua fría para consumo humano y fuentes ornamentales. Es fundamental aplicar medidas para evitar condiciones que favorezcan la proliferación de la bacteria, como el control de la temperatura del agua, la desinfección y la minimización de la emisión de aerosoles.